27/08/2010

Onomatopeyas

El compositor francés del siglo XX Olivier Messiaen se caracterizó, entre otras muchas cosas, por su gran afición a la ornitología. Tanto es así que transcribió musicalmente el canto de numerosos pájaros de las cuatro esquinas del mundo y los incorporó a muchas de sus obras musicales. Incluso les dedicó completamente algunas de ellas, como el Catalogue d'oiseaux o los Petites esquises d'oiseaux, en las que traslada al teclado del piano los trinos y gorjeos de las aves.

Salvando las distancias, hemos encontrado en nuestro hijo otro transcriptor, en este caso de onomatopeyas, que traduce al lenguaje hablado.

En principio pensamos que se inventaba palabras; cuando era más pequeño era incapaz de decir "no" y en lugar de ello salía con cualquier cosa. Por ejemplo, si no sabía lo que era algo, en lugar de contestar "no lo sé" decía "eso es una tita".

De ahí que cuando a veces empezaba a decir palabras extrañas en momentos y lugares determinados creyésemos que volvía a esa tendencia anterior. Sin embargo, con el tiempo nos hemos dado cuenta de que con esas expresiones lo que hace es imitar determinados ruidos que le han llamado la atención. Por ejemplo, al salir de casa en coche muchas veces dice "derisí cro-cro", que es como suena el automóvil al pasar por encima de un paso de peatones elevado. O cuando se cierra la puerta del horno microondas: "patú".

Pero el caso más hilarante nos lo hemos encontrado este verano durante las fiestas del pueblo en que sus abuelos tienen un chalé. Uno de sus primos volvió una noche con una carga etílica más que excesiva y al día siguiente lo pagó con la lógica vomitona. Pues bien, nuestro hijo lo describió diciendo que su primo "había dicho abrusgu". Probad.