15/02/2022

Del Centro de Educación Especial al Centro Ocupacional

En la única entrada que publiqué en el año que comenzó la pandemia, comenté que se cerraba el ciclo educativo de nuestro hijo. En el horizonte, lo desconocido... Bueno, tampoco era para tanto, porque siempre hay gente cerca que te puede orientar. En nuestro caso, una vecina, cuya hija llevaba bastantes años acudiendo a un centro ocupacional y tenía muy buena opinión de él. Y fuimos a visitarlo... Pero hoy no voy a hablar de ello, sino de los pasos que ha habido que dar para que nuestro hijo ocupe una plaza pública en uno de estos centros (que, como tal vez hayáis adivinado, es concertado, como la mayoría).

Lo primero es pedir el reconocimiento de la dependencia. Este paso es imprescindible para solicitar una plaza pública. Vuelvo a suponer que habéis adivinado que esto implica no pagar por la estancia en el centro. Por supuesto, se puede asistir a ellos pagando, como os contaré un poco más adelante, pero no es lo que buscamos la mayoría de las familias.

En nuestro caso, a las dificultades que conlleva iniciar un procedimiento administrativo (un gran galimatías, os lo dice alguien que trabaja en la Administración y ha hecho cursos sobre ello), se unió la dichosa pandemia. Una vez que se solicita, se recibe una visita en casa para comprobar la situación del interesado (nuestro hijo en este caso) y sus posibles necesidades (cabe imaginar que la persona que hace la visita es una asistente social). Una vez hecha la valoración se asigna un determinado grado de dependencia. Hay tres; el grado 1 supone menos dependencia y el 3 una mayor dependencia. Normalmente no se tarda mucho en obtener una respuesta, pero, otra vez, la pandemia se nos cruzó y en nuestro caso se prolongó más de un año. Pero, repito, lo habitual es que sean unos seis meses hasta que se reconoce el grado de dependencia. En cada uno de ellos las ayudas a las que se accede son diferentes. En nuestro caso (grado 1), hay una ayuda económica (una prestación por protección familiar) y alguna otra, como por ejemplo la gratuidad de los medicamentos. Pero lo más importante es que tener reconocido al menos ese grado es requisito indispensable para solicitar la plaza pública en el centro ocupacional.

Nosotros ya lo habíamos visitado antes de la pandemia y nos había causado una buena impresión (en posteriores entradas hablaré de lo que hacen allí) y, cuando se pudo, nuestro hijo empezó a acudir. Digo "cuando se pudo" porque, cómo no -ya huele-, se nos atravesó la pandemia. Fue en el otoño de 2020, con restricciones (yendo días alternos en lugar de a diario). Como aún no estaba concedida la plaza pública teníamos que pagar; sin embargo, ya sabíamos (nosotros y el centro) que se había reconocido la dependencia y la solución fue la solicitud de un "cheque servicio", es decir, una subvención de la Comunidad de Madrid en tanto en cuanto se resolvía la concesión de la plaza pública. Una concesión que, por suerte, llegó más pronto de lo previsto. En ese momento dejó de llegar ese "cheque" y el servicio pasó a ser gratuito. En todo este proceso recibimos la inestimable ayuda de la trabajadora social del centro ocupacional.

Sé que los trámites administrativos pueden ser farragosos (yo mismo os lo he dicho unos párrafos más arriba), pero en nuestro caso no nos podemos quejar, además con el agravante de la pandemia. Nuestras dudas coincidieron con los momentos más duros de la primera ola y los sistemas de información telefónica de la Comunidad de Madrid estaban desbordados (nosotros nos comunicamos más bien por correo electrónico). Cierto que la respuesta a la solicitud del reconocimiento de la dependencia se hizo esperar; ya en septiembre de 2020 volvimos a ponernos en contacto por correo electrónico con la Comunidad y la respuesta fue, directamente, el documento en que se reconocía la dependencia, que estaba fechado en julio anterior, pero, repito, demasiado bien se dio en las circunstancias en que nos encontrábamos.

Con lo que os he contado hoy aquí solo quiero compartir que, a pesar de que a veces esto pueda parecer un laberinto, las cosas funcionan aunque sea lentamente. Y hay mucha gente dispuesta a ayudar en los Centros, en los Ayuntamientos y en muchos otros lugares. No dudéis en acudir a ellos.

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