01/07/2020

Cambio de ciclo (¡otro!)



Es ya una tradición que comience las entradas de este guadianesco blog haciendo alusión a la enorme cantidad de tiempo que hace que no lo actualizo. Tres años esta vez. ¡Tres años! Demasiado para que alguien que tenga interés lo siga... A pesar de ello, insisto.

Tres años que han coincidido con el paso de nuestro hijo por la Educación Especial y que ahora, que concluye esta etapa, merecen sin duda un comentario. Más aún cuando estamos cerca de que, por desgracia, se acabe con este tipo de instituciones. Ya sé que desde el Gobierno se está negando por activa y por pasiva que así vaya a ser, pero la realidad es que la pretensión es que la Educación Especial se diluya en la ordinaria en nombre de la "inclusión", sin que nadie sepa con qué medios se va a contar para ello. Pero no adelantemos acontecimientos.

Si tuviera que calificar con una sola palabra el paso de nuestro hijo por el colegio de Educación Especial que ahora va a abandonar sería: estupendo. Y no por lo que haya aprendido, por la capacitación que le otorga el certificado de Formación Profesional que ha obtenido, por el magnífico trabajo y el cariño de las profesoras... Lo es por detalles como que por primera vez le haya llamado por teléfono un compañero de clase para charlar de sus cosas.

En otras entradas de este blog he hablado del gran esfuerzo que hizo su colegio ordinario para integrarlo. Un centro que partió de la nada hasta llegar a tener un aula especializada en alumnos con TEA. Sin embargo, los últimos años allí, contemplados con perspectiva, fueron una pérdida de tiempo. No iba ya parejo con los conocimientos que sí asimilaban sus compañeros y, aunque era muy querido y respetado no dejaba de ser como la flor del Principito, tan delicada y guardada en su globo de cristal...

Hubo una escena que es muy ilustrativa de esto que cuento. Cierta vez lo incluyeron en un grupo que tenía que hacer un trabajo. Iban a quedar una tarde para ello y no sabían muy bien dónde, porque además tenían que elaborar una presentación en Power Point. Yo les ofrecí mi despacho y mi ordenador, ya que la hora en que se habían era justo a la que yo salía de trabajar y no me importaba quedarme con ellos e incluso echar una mano. Así que me lo llevé y luego llegó el resto del grupo. ¿Cómo se organizaron? Los demás empezaron a buscar la información que necesitaban y a mi hijo... Le dieron unos dibujitos infantiles para que los coloreara y estuviese entretenido mientras tanto. Os podéis imaginar cómo me sentí y os podéis hacer una idea de lo que fue su estancia en el colegio en esos últimos años.

La llegada al colegio de Educación Especial fue un cambio drástico y a mejor. Por fin estaba con iguales, por fin podía hablar de "amigos" de verdad (de hecho, nos apuntamos a una asociación dedicada al ocio de la que forman parte sobre todo alumnos de ese centro) y, como os he dicho unas líneas antes, recibió por primera vez llamadas de esos amigos.

Yo no sé qué se pretende con la eliminación de la Educación Especial tal y como funciona ahora. Quien piense que estos centros son una especie de gueto, un antro de discriminación y de exclusión está del todo equivocado. Sin duda prefiero esto mil veces a lo que se hizo en el otro colegio, prefiero esas llamadas, incluso esas peleas que tuvo con otros chavales que el globo de cristal en el que estuvo guardado en el otro sitio. Y si, en nombre de una igualdad a mi juicio mal entendida, vamos a sustituir la Educación Especial por globos de cristal estaremos cometiendo un gravísimo error.

Por cierto, el colegio en el que ha estado estos años ha sido el Virgen de Lourdes, de Majadahonda (Madrid).

Y la asociación a la que estamos apuntados para su ocio es AMPNEE.

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