En esta misma bitácora me he quejado en ocasiones de la imagen que muchas veces se da de las personas con síndrome de Asperger. No puedo sino corroborar tal queja después de ver una película que en inglés lleva el título de Mozart and the Whale ("Mozart y la ballena") y que en español se le ha dado el título, también inglés, de Crazy in love ("Locamente enamorados", burdo juego de palabras...) En ella se cuenta la historia de amor entre un chico y una chica que se supone padecen síndrome de Asperger. Pero resulta que él, que en principio se gana la vida como taxista, es un genio matemático que hace operaciones increíbles sin calculadora, que obtiene trabajo en una Universidad para "descubrir los errores que cometen los ordenadores", etc. Lo único es que es "un poco rarito", tiene una casa que bien pudiera pertenecer a alguien con el síndrome de Diógenes y en sus ratos libres se ocupa de un grupo de personas con autismo. Y ella... No es más que una chica alocada que de vez en cuando da un gritito y que sufre mucho cuando las cosas metálicas hacen ruido. Por otro lado, sienten empatía, se comunican perfectamente, hay malos entendidos entre ellos... Vamos, que no son más que seres raritos que se desenvuelven perfectamente en la sociedad, etc., etc., etc. Esta imagen es la que habitualmente se tiene de este problema: gente con rarezas, pero nada más. Y no es cierto. Si la chica cae al suelo llorando por el "daño" que le hace ese ruido metálico, mi hijo es probable que se partiese de risa y no se acercaría a consolarla como el protagonista de la película. Y en cuanto al desorden... No puede haber nada fuera del sitio asignado. Y ya me gustaría que a mi hijo le hubiese dado por los dinosaurios, el cálculo o los pájaros (como al protagonista de la película) y no por las puertas, los picaportes o las telarañas.
Sólo hubo un personaje de la película que sí me pareció que respondía a lo que en realidad es el síndrome de Asperger. En el grupo de "autistas" había una chica que hablaba con un tono monótono, pedante, diciendo cosas muchas veces fuera de contexto y sin pensar... En una ocasión, cuando otra chica del grupo dijo que su padre tenía leucemia ella contestó: "¿Podré ir al entierro?" Eso cuadra más.
EL LOGOPEDA EN LA ENFERMEDAD DEL PARKINSON
Hace 7 meses
1 comentario:
Excelente reflexión y comentario, que suscribo totalmente.
Saludos,
Paula
ASPERCAN
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