Uno de los rasgos característicos del Asperger, al menos tal y como se manifiesta en nuestro hijo, es una incapacidad para estar callado. No para de hablar, siente la necesidad de hablar en cualquier situación y permanecer en silencio es para él, aparentemente, un ejercicio agotador, semejante a contener la respiración. ¿Cómo se puede comprender esto?
Dándole vueltas, recordé un pasaje de la novela El curioso incidente del perro a medianoche, cuyo protagonista es un adolescente Asperger. En cierto momento, montado en un tren, mira por la ventana. Lo que se nos dice es que cualquiera de nosotros, al hacer ese mismo gesto, apenas habría visto un bonito prado verde con algunas vacas. Sin embargo, él estaba viendo un prado dividido en dos por un muro de piedra, con dos árboles y 37 vacas, 18 de las cuales estaban en la parte de arriba y las otras 19 abajo; 30 de las vacas eran totalmente negras y las otras siete tenían algunas manchas blancas...
Es decir, les cuesta discriminar la información. Yo tengo ahora la vista fija en la pantalla del ordenador y todo lo que la rodea, aun cuando me entra por los ojos, está difuminado y no me estorba para centrar la atención en lo que estoy escribiendo. Sin embargo, es posible que mi hijo no pudiera dejar de fijarse en todos y cada uno de los objetos que hay sobre la mesa, en las paredes, sobre el suelo, etc.
Con su logorrea puede que suceda algo parecido. Todos tenemos siempre en la mente numerosos pensamientos cruzados, ideas que van y vuelven, sobre cosas que nos interesan, que nos pasaron ayer, la semana pasada o hace un año; imágenes que nos gustaron más o menos, que nos llamaron la atención. Lo que no hacemos es dar expresión verbal a esas ideas, es más, las dejamos apartadas cuando empezamos a entablar una conversación. Él no. Él necesita expresar esas ideas de forma continua y por eso las repite una y otra vez, de manera más acusada si se encuentra a disgusto. A veces es necesario que no hable pero, repito, es como si le pedimos que contenga la respiración: lo podrá hacer un rato pero no permanentemente. Pero, al igual que quienes bucean en apnea, podrán aprender a hacerlo aunque les cueste trabajo.
EL LOGOPEDA EN LA ENFERMEDAD DEL PARKINSON
Hace 7 meses